martes, 29 de junio de 2010

Clasificación y definición

La obesidad es un problema multifactorial y heterogéneo.
La mayoría de los autores que se han centrado en el estudio de la obesidad parecen estar de acuerdo en que se trata de una acumulación excesiva de grasa corporal innecesaria.
Por eso se considera a un sujeto como obeso o no en función del porcentaje de peso excedido.
A este respecto, existe unanimidad a la hora de definir, como regla genérica, que un obeso es aquel sujeto cuyo peso excede el 20 por ciento del que sería el adecuado considerando su edad, sexo, talla y complexión física. Esto se acepta como una referencia válida tanto en poblaciones adultas como infantiles.
Partiendo de que la definición de obesidad acaba siendo arbitraria, algunos autores distinguen entre obesidad y sobrepeso. El sobrepeso debería aplicarse cuando el peso del cuerpo es superior al 10 o 15 por ciento del ideal, por cuanto que si dicho porcentaje supera el equivalente a un 20 por ciento, la probabilidad de acumular grasa corporal se incrementa considerablemente. Es por ello que, de acuerdo con este planteamiento, el sobrepeso no hace referencia a la acumulación de grasa corporal sino al exceso de peso corporal. Para la medición del grado o nivel de obesidad a partir del peso relativo, existen medidas estandarizadas para poblaciones adultas. Sin embargo, no resulta adecuada la utilización de estas medidas en poblaciones infantiles dado el proceso de crecimiento continuo que les caracteriza.
Por ello, algunos autores (por ejemplo, Epstein y Wing, 1987) consideran que en poblaciones infantiles deberían usarse de forma conjunta medidas de peso relativo (considerando la altura y el sexo) y de acumulación de grasa (realizando mediciones del grosor del pliegue subcutáneo de los tríceps), a partir de algunos de los resultados que obtienen en los estudios que han llevado a cabo. Tomados conjuntamente, sus datos apuntan hacia que la consideración del peso relativo, como única medida, tiende a sobrestimar el grado de obesidad, si se considera que la masa muscular también pesa, en tanto que la estimación en exclusividad del pliegue subcutáneo provoca, igualmente, una sobrestimación, particularmente pronunciada en el caso de los niños varones.

En lo que a su clasificación se refiere, y siguiendo a Saldaña y Rossell (1988), la obesidad puede categorizarse en función de cuatro factores:
a) De acuerdo a los rasgos morfológicos del tejido adiposo, se distingue entre obesidad hipertrófica (debida a un aumento del contenido lipídico de las células del tejido adiposo) y obesidad hiperplásica (caracterizada por un incremento del número de células adiposas, con mayor o menor contenido lipídico), siendo la última más frecuente en la población infantil, que en casos de ser obesa, presenta el doble de células adiposas en comparación a sus iguales con normó peso.

b) La distribución anatómica del tejido adiposo conlleva la distinción de dos tipos de obesidad. De un lado, la obesidad androide (característica de sujetos varones), con mayor acumulación de grasa en la mitad superior del cuerpo; del otro, la obesidad ginoide (típica de las mujeres), en cuyo caso la grasa se acumula fundamentalmente en la mitad inferior.

C) Hay diversos tipos de obesidad, en función de su etiología, que pueden organizarse en cinco grandes apartados: obesidad como trastorno secundario de enfermedades endocrinas o de lesiones hipotalámicas; obesidad asociada r a síndromes genéticos; obesidad con posible origen genético (síndrome de Down y obesidad familiár) y obesidad de origen metabólico (secundaria a una ingesta excesiva o a un desequilibrio energético).
d) Finalmente, la obesidad puede distinguirse en función del nivel de sobrepeso.
El sistema ofrecido por Stunkard (1988), distingue tres categorías (leve, moderada y severa, en función del porcentaje total de peso excedido).

En cualquier caso, éste tipo de clasificaciones tiene relevancia, fundamentalmente, por dos aspectos: factores de riesgo para la salud que puede acarrear el grado de obesidad y necesidad de prescribir dietas más o menos hipocalóricas, como uno de los , aspectos de la intervención.

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